El carruaje


carruaje

Érase una vez un hombre al que le habían dejado un regalo en la puerta de su casa. Al salir, vio un hermoso carruaje de madera de nogal, con adornos en bronce y lámparas de cerámica. Tenía un elegante asiento aterciopelado y unos laboriosos visillos de encaje. Las medidas estaban diseñadas exclusivamente para él, era cómodo y sofisticado a la vez.

Una vez dentro, el hombre miró por la ventana para ver el paisaje que le rodeaba y pensó en la suerte que tenía de tener aquel obsequio. Pero al poco rato comenzó a aburrirse de ver siempre lo mismo, de manera que aquel regalo dejó de entusiasmarle. Al escuchar sus quejas, uno de sus vecinos le dijo:

  • “¿No ves que te faltan los caballos?”

Entonces el hombre fue apresuradamente al establo a por dos equinos que enganchó a su carro. Cuando éstos arrancaron, el paisaje empezó a cambiar, volviéndose distinto, maravilloso…

Tras un tiempo cabalgando notó como el carruaje se desequilibraba. Los caballos parecían desbocados y lo conducían por terrenos tortuosos. El hombre no tenía control ninguno y al encontrarse de nuevo con su vecino, le dijo indignado que aquel carruaje no servía para nada, a lo que éste le contestó que también necesitaría un cochero. El hombre contrató a un mayoral, un hombre serio y formal que sabía cómo controlar la situación, qué velocidad llevar y qué ruta seguir. ¡Ahora sí podría disfrutar del viaje!

Moraleja

Al igual que el carruaje, nuestro mayor regalo es nuestro cuerpo y aunque el tiempo cambiará algunos aspectos y producirá ciertos daños, siempre será quien nos acompañe en nuestro viaje. Los caballos que tiran de él son nuestros impulsos y pasiones, pero que no siempre se pueden controlar y que necesitan de la cabeza, la lógica y la razón para que a modo de cochero nos guíen por el mejor sendero.

De: http://www.vitasalud.com/

La fábula de la hormiga


hormiga

Cada día, una pequeña hormiga llegaba al trabajo muy temprano, y sin pérdida de tiempo comenzaba sus tareas. Era sumamente productiva y se la veía muy feliz con la actividad.

El gerente, un león, siempre se sorprendía al verla trabajar sin supervisión. Entonces pensó: “si es capaz de producir así sin alguien que controle, seguramente podrá hacer mucho más si tiene un supervisor”.

Dicho esto, buscó y reclutó a la cucaracha quien tenía una experiencia sumamente extensa como jefa y era famosa por preparar y presentar excelentes reportes.

Su primera decisión fue instalar un reloj en el ingreso para controlar los horarios de llegada y salida.

Necesitaba además una secretaria que lo ayudara a escribir sus informes. Así que decidió contratar a la araña para que además manejara los archivos y monitoreara las llamadas telefónicas.

El león estaba encantado con los reportes que la cucaracha le enviaba y le pidió que produjera unos gráficos que mostraran los ratios de producción y un análisis de las tendencias de manera que pudiera utilizarlos para sus propias presentaciones ante el directorio.

La cucaracha entonces debió comprar una nueva computadora, una impresora laser además de contratar a la mosca para dirigir el área de sistemas.

Mientras tanto, la hormiga que una vez había sido tan productiva y relajada, detestaba toda esta sobrecarga de papeles y reuniones interminables donde perdía la mayor parte de su tiempo. El león entonces llegó a la conclusión de que había llegado el momento de contratar alguien que se hiciera cargo del departamento donde la hormiga trabaja.

Quien ganó la posición fue la cigarra, cuya primera decisión consistió en cambiar la alfombra y conseguir una silla ergonómica para su oficina. Necesitaba además una computadora y una asistente personal que trajo desde su antiguo lugar de trabajo para que lo ayudara con la programación y el Plan de Control Estratégico del Presupuesto.

El lugar donde trabaja la hormiga ahora es triste, nadie se rie ya y todo el mundo camina preocupado…
Esta fue razón suficiente para que la cigarra convenciera al león de la necesidad de realizar una encuesta de clima interno. Y dado que el león había revisado el departamento donde la hormiga trabajaba, era fácil comprobar cómo en este tiempo la productividad se había reducido notablemente.
Su decisión fue reclutar al búho para que realizara una auditoría y sugiriera las soluciones. Después de 3 meses, presentó su reporte y una conclusión final: el departamento tiene exceso de personal.
Adivinen ¿a quién pusieron en la mira primero?

¡¡¡A la hormiga!!!

¿Las causas?: mostrar una actitud negativa y falta de motivación.

Nota del traductor: los personajes en esta fábula son ficticios. Cualquier parecido con personas o hechos dentro de las empresas es …

La fábula de la mariposa y el esfuerzo


mariposa

“Un hombre encontró un capullo de una mariposa y lo llevó a su casa para observar a la mariposa cuando saliera del capullo.

Un día notó un pequeño orificio en el capullo, y entonces se sentó a observar por varias horas, viendo que la mariposa luchaba por poder salir. El hombre la vio que forcejeaba duramente para poder pasar su cuerpo a través del pequeño agujero, hasta que llegó un momento en el que pareció haber cesado de forcejear, pues aparentemente no progresaba en su intento. Parecía como que se había atascado.

Entonces el hombre, sintiendo lástima, decidió ayudar a la mariposa y con una pequeña tijera corto al lado del agujero para hacerlo más grande, y ahí fue que por fin la mariposa pudo salir del capullo.

Sin embargo, al salir la mariposa tenía el cuerpo muy hinchado y unas alas pequeñas y dobladas.

El hombre continuó observando, pues esperaba que en cualquier instante, las alas se desdoblarían y crecerían lo suficiente para soportar al cuerpo, el cual se contraería al reducir lo hinchado que estaba.

Ninguna de las dos situaciones sucedieron y la mariposa solamente podía arrastrarse en círculos con su cuerpecito hinchado y sus alas dobladas. Jamás logró volar.

Lo que el hombre, en su bondad y apuro, no entendió fue que la restricción de la apertura del capullo y el esfuerzo de la mariposa por salir por el diminuto agujero, eran parte natural del proceso que forzaba fluídos del cuerpo de la mariposa hacia sus alas, para que alcanzacen el tamaño y fortaleza requeridos para volar.

Al privar a la mariposa de la lucha, también le fue privado su desarrollo normal.

Moraleja: Si se nos permitiese progresar en todo sin obstáculos, nos convertiríamos en inválidos. No podríamos crecer y ser tan fuertes como podríamos haberlo sido através del esfuerzo y la constancia.

Cuantas veces hemos querido tomar el camino fácil para salir de dificultades, tomando esas tijeras y recortando el esfuerzo para encontrarnos al final un resultado insatisfactorio, y a veces desastroso.

¡Sí, luchemos y esforcémonos por alcanzar metas!.

De: http://www.directivosdeespana.es/la-recompensa-del-esfuerzo/

El barbero


El_Barbero

Un hombre fue a una barbería a cortarse el cabello y recortarse la barba.
Como es costumbre en estos casos entabló una amena conversación con la persona que le atendía.
Hablaban de tantas cosas y tocaron muchos temas.
De pronto, tocaron el tema de Dios.
El barbero dijo:
– Fi’jese caballero que yo no creo que Dios exista, como usted dice.
– Pero, ¿por qué dice usted eso? -pregunta el cliente.
– Pues es muy fácil, basta con salir a la calle para darse cuenta de que Dios no existe. Oh… dígame, ¿acaso si Dios existiera, habría tantos enfermos?, ¿ Habría niños abandonados?. Si Dios existiera, no habría sufrimiento ni tanto dolor para la humanidad. Yo no puedo pensar que exista un Dios que permita todas estas cosas.

El cliente se quedó pensando un momento, pero no quiso responder para evitar una discusión.

El barbero terminó su trabajo y el cliente salió del negocio.

Recien abandonaba la barbería, vio en la calle a un hombre con la barba y el cabello largo; al parecer hacía mucho tiempo que no se lo cortaba y se veía muy desarreglado.

Entonces entró de nuevo a la barbería y le dijo al barbero:

– ¿Sabe una cosa? Acabo de darme cuenta que los barberos no existen.
– ¿Cómo que no existen? -pregunta el barbero- Si aquí estoy yo y soy barbero.
– ¡No! -dijo el cliente- no existen, porque si existieran no habría personas con el pelo y la barba tan larga como la de ese hombre que va por la calle.
– ¡Ah, los barberos si existen!, lo que pasa es que esas personas no vienen a mi.
– ¡Exacto! -dijo el cliente-

Pedro y el hilo mágico


niños

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