Un campesino chino se fue a la ciudad para vender la cosecha de arroz y su mujer le pidió que no se olvidase de traerle un peine.
Después de vender su arroz en la ciudad, el campesino se reunió con unos compañeros, y bebieron y lo celebraron largamente. Después, un poco confuso, en el momento de regresar, se acordó de que su mujer le había pedido algo, pero ¿qué era? ¡No lo podía recordar!.
Entonces compró en una tienda para mujeres lo primero que le llamó la atención: un espejo. Y regresó al pueblo.
Entregó el regalo a su mujer y se marchó a trabajar sus campos. La mujer se miró en el espejo y comenzó a llorar desconsoladamente. La madre le preguntó la razón de aquellas lágrimas.
La mujer le dio el espejo y le dijo:
-Mi marido ha traído a otra mujer, joven y hermosa.
La madre cogió el espejo, lo miró y le dijo a su hija:
-No, hija, no tienes de qué preocuparte, es muy vieja.
(Anónimo)
Que cuento más denso, con tan pocas palabras, y cuantas moralejas pueden salir de ahí.
Ya lo había leido alguna vez, en algún momento, pero me alegro de encontrarlo de nuevo.
Lástima que sea anónimo, aún así, aunque no sepa como se llama el autor, ya me puede contar entre sus fans.
Saludos.
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Hola Rojo Merlín:
Lo oí hace unosdías en la radio y me dio mucho que pensar así que me decidí a publicarlo para no calentarme la cabeza yo sola, pensé que igual había alguien más que quería hacerlo también y por lo que veo al menos hay uno más, jajajajjaa.
Gracias por tu comentario.
Un saludo,
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cual es el nombre del libro ,donde esta ese cuento y otros relatos.
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no lo seee
deberias buscarlo en la Deep Web
:V
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