Primero saber que se definen las obsesiones como ideas, imágenes e impulsos que pasan involuntariamente por la mente de una persona continuamente.
El trastorno obsesivo-compulsivo (T.O.C.) es un trastorno perteneciente al grupo de los desórdenes de ansiedad (como la agorafobia, la fobia social, etc). Hasta hace algunos años ha sido considerado como una enfermedad psiquiátrica rara que no respondía al tratamiento, actualmente es reconocido como un problema común que afecta al 2% de la población, es decir, a más de 100 millones de personas en el mundo. El descubrimiento de que algunos fármacos son eficaces en el tratamiento del T.O.C. ha cambiado el punto de vista que se tenía de esta enfermedad. Hoy no sólo existen terapias eficaces sino que también hay una gran actividad investigadora sobre las causas que producen esta enfermedad y una búsqueda de nuevos tratamientos.
Una persona con T.O.C. se da cuenta de que tiene un problema, no desea tener estos pensamientos y los encuentra perturbantes, pero no puede controlarlos. A veces dichos pensamientos solo aparecen de vez en cuando y tan solo son levemente molestos. Otras veces, tendrá pensamientos obsesivos todo el tiempo.
Los pensamientos obsesivos hacen que las personas que tienen T.O.C. se sientan nerviosas y con miedo. Tratan de deshacerse de estos sentimientos realizando ciertos comportamientos de acuerdo a «reglas» que ellos mismos elaboran. Estos comportamientos se llaman compulsiones. Los comportamientos compulsivos a veces también se llaman rituales. Por ejemplo, una persona que tiene T.O.C. puede tener pensamientos obsesivos relacionados con los gérmenes. Por causa de estos pensamientos puede lavarse las manos una y otra vez después de usar un baño público. Realizar estos comportamientos usualmente sólo hace que las sensaciones nerviosas desaparezcan por un tiempo corto. Cuando el miedo y los nervios vuelven a aparecer la persona que tiene T.O.C. repite la rutina nuevamente.
Los enfermos suelen sentirse culpables de su conducta anormal y sus familiares pueden enfadarse con ellos porque no son capaces de controlar sus compulsiones. Otras veces, en su deseo de ayudarles, pueden aparentar que los síntomas no existen, justificarlos o, incluso, colaborar en sus rituales (acción que se considera contraproducente).
Los síntomas y la importancia que implica el T.O.C. pueden presentarse a cualquier edad a partir de los 6 años y pueden producir una importante discapacidad, aunque se manifiesta con mayor frecuencia en los adolescentes. La cifra correspondiente a niños y adolescentes con T.O.C. equivale al 2 por ciento a 3 por ciento.
La OMS lo incluye entre las 20 primeras enfermedades discapacitantes con una prevalencia del 0,8% en los adultos y del 0,25% en niños y adolescentes, y entre las 5 enfermedades psiquiátricas más discapacitantes. Las personas que padecen T.O.C. no son enfermos mentales per se, y deben ser tratados con la mayor ética profesional. En esta cifra se incluye la estimación de pacientes que encubren sus síntomas y todavía no han sido diagnosticados. Eso significa que el T.O.C. es más frecuente que la esquizofrenia o la anorexia. En el mundo hay más de cien millones de personas con esta enfermedad. Muchos estudios demuestran que los sufridores de T.O.C. presentan una inteligencia cognitiva muy por encima de la media, puesto que la propia naturaleza del trastorno precisa de patrones mentales más complicados que los comunes.
Las personas con este trastorno suelen esconder sus síntomas durante mucho tiempo. Es importante evitar que los pacientes tarden tanto tiempo en solicitar ayuda médica, por lo que se hace necesario tomar conciencia sobre el diagnóstico del T.O.C. y la disponibilidad de tratamientos eficaces.
Nadie ha encontrado una causa específica y comprobada para el T.O.C., suele ser en algunas ocasiones una característica familiar, lo que sugiere la presencia de un componente genético. Sin embargo, también puede desarrollarse sin antecedentes familiares del trastorno.
Varias teorías sugieren una base biológica para el trastorno, y actualmente una serie de estudios está explorando esta posibilidad. La Tomografía de Emisión Transaxial de Positrón (T.E.T.P.) y otras técnicas de representación del cerebro han sugerido que pueden existir algunas anormalidades en el lóbulo frontal y en los ganglios basales que influyen en los síntomas del T.O.C.
Otros estudios parecen indicar que pueden estar implicadas anormalidades en ciertos neurotransmisores (los mensajeros del cerebro). Uno es la serotonina, que se cree ayuda a regular la disposición de ánimo, la agresión y la impulsividad. También es el encargado de mandar la información de una neurona a otra, proceso que parece ser está «ralentizado» en las personas con T.O.C. Las neuronas que responden a la serotonina se encuentran en todo el cerebro, pero especialmente en los lóbulos frontales y en los ganglios basales.
La concentración cerebral de serotonina es mayor en los varones que en las mujeres. Esto hace que los psicofármacos (como un Inhibidor de la recaptación de serotonina, I.S.R.S.) actúen mejor en ellos.
Últimos estudios revelan que, aunque el nivel de serotonina sea mayor en los varones, no es reflejado en el T.O.C. ya que la incidencia de este trastorno no se ha analizado correctamente bajo las bases del IIS.
En cuanto a su tratamiento, las investigaciones clínicas y los experimentos que se llevan a cabo han generado información que ha favorecido el uso de tratamientos tanto farmacológicos como cognitivo-conductuales que pueden beneficiar a la persona con T.O.C. A un paciente le puede favorecer significativamente una terapia conductista (generalmente aquellos en los que predominan las compulsiones), mientras que otro puede beneficiarse de la farmacoterapia (normalmente recetada a pacientes en los que predomina un trastorno obsesivo incapacitante). Otros pueden usar tanto medicación como terapia conductista. También hay quien puede empezar con medicación para ganar control sobre sus síntomas y entonces continuar con terapia conductista.
El tipo de terapia debe ser decidido por el psiquiatra o psicólogo clínico que diagnostiquen el trastorno, en cualquier caso.